Tendencia decorativa alegre: el Happy Chic

Existe un estilo decorativo que nació hace apenas unos años, y cuya popularidad va en auge por la filosofía con la que el diseñador crea el concepto para el habitante del hogar.
El estilo en sí mismo involucra los colores brillantes junto a estampados alegres y con una tendencia retro que apuesta por lo excesivo.
Hablamos del Happy Chic y su creador, Jonathan Adler, no limita el concepto a las reglas de la decoración, sino que impulsa la reunión de los gustos y elementos del cliente por encima de cualquier otro criterio.

En muchos casos, el Happy Chic es comparado con el Kitch, que es un movimiento que resalta el coleccionismo o el fetichismo del cliente como base de la decoración.
En comparación, Happy Chic está más limitado, enfocándose más en la inclusión de ítems que el cliente considere como parte de la decoración y en busca de un entorno alegre.
Las características más comunes en el Happy Chic son (a parte de los elementos que hacen feliz al cliente) los cuadros de estampados graciosos, en general infantiles, de animales o de superhéroes.
Prevalecen elementos como manteles y cortinas de diseños vistosos y motivos vintage. Los colores pasteles son muy utilizados aunque no limitados a ellos, y viendo con muy malos ojos a los tonos grises y el blanco (salvo muy puntuales excepciones) por ser colores muy apagados.
Además, se promueve el concepto del maximalismo, que es el reflejo del carácter de su creador, declarado abiertamente el contra del minimalismo y bajo el slogan “el buen diseño siempre es antidepresivo”.
Otra de las cuestiones prevalentes en el estilo Happy Chic es la comodidad. De nada sirve incluir elementos vistosos y alegres si son incomodos. Esto, además de afectar a los visitantes, afecta al habitante del hogar que es quien debería sentirse más a gusto.
Los datos para mantener la comodidad consisten en muebles con numerosos cojines y con tapicería suave y cómoda. El estilo Happy Chic es una tendencia para personas no tradicionalistas por razones obvias, aunque también alguien conservador podría verse tentado a probarlo, ya que más que un estilo decorativo, puede llegar a convertirse en un estilo de vida.